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American III: Solitary Man (2000) es el tercer álbum de Johnny Cash con Rick Rubin en American Recordings y refleja el momento más vulnerable del artista. Grabado tras una grave crisis de salud que lo obligó a retirarse temporalmente de los escenarios, el disco funciona como un testamento íntimo, marcado por la enfermedad pero también por la resistencia. Versiones como “I Won’t Back Down” (Tom Petty) y “One” (U2) adquieren un peso autobiográfico, mientras que la interpretación de “Solitary Man” (Neil Diamond) le valió un Grammy al Mejor Vocalista Country Masculino. A diferencia de sus trabajos anteriores, aquí Cash no sólo revisita el cancionero popular, sino que lo redefine desde la fragilidad y la fe, consolidando su legado como figura esencial del siglo XX.
Publicado en el año 2000, American III: Solitary Man marcó un nuevo capítulo en la última y más introspectiva etapa creativa de Johnny Cash, bajo la tutela del productor Rick Rubin. Este fue el tercer volumen de la serie American Recordings, y el trigésimo noveno álbum de estudio del legendario artista. Llegó tras el inesperado renacer crítico de Unchained (1996) y del revelador box set Love, God and Murder.
En el periodo previo a su grabación, Cash enfrentó una grave crisis de salud derivada de una neuropatía autonómica que lo obligó a interrumpir giras y recluirse en tratamiento. La enfermedad permea el tono del disco: un ejercicio de contemplación existencial donde la vulnerabilidad convive con una férrea determinación.
Temas como “I Won’t Back Down” (de Tom Petty) adquieren un carácter casi confesional, mientras que la lectura que hace de “One” (U2) resignifica el original en clave crepuscular. La joya titular, “Solitary Man” de Neil Diamond, le valió a Cash el Grammy al Mejor Vocalista Country Masculino, sellando su vigencia artística con una interpretación desnuda y devastadora.